2 Julio 2011, 12:23 AM
Hechos imborrables
La estela de dolor de los 12 años de Joaquín Balaguer
Diez años más. A pesar de los sangrientos 12 años, Balaguer regresó al poder en el año 1986 tras el gobierno de Salvador Jorge Blanco. Hasta 1996, a golpe de clientelismo y dádivas, intentó limpiar su imagen. Casi lo consiguió
Para procurarse su primera reelección presidencial en el año 1970, Balaguer hubo de hacer una “purga” en el Partido Reformista (PR) y enfrentar al vicepresidente de la República, Francisco Augusto Lora, quien le renunció al cargo por inconformidad.
En este período jugó un papel importante el doctor Víctor Gómez Bergés, quien dirigió el Movimiento Nacional de la Juventud (MNJ), que fue creado por Balaguer para su repostulación.
Un “sacrificio”. Así consideró Balaguer su decisión de aceptar la candidatura presidencial por el PR y el MNJ para los comicios de 1970 porque, según él, “no es bueno cambiar de caballo cuando se está vadeando un río”. Esta fue la primera reelección de los 12 años que gobernó de manera consecutiva.
Paradoja de los “12 años”. El período de los “12 años” fue de grandes logros para la República Dominicana, pues Balaguer se dedicó a estructurar y a crear una infraestructura que le ha permitido a los demás gobiernos continuar con el desarrollo del país, en opinión de Gómez Bergés.
“Fue el período donde más obras extraordinarias que contribuyeron al crecimiento del país se hicieron. Se hicieron las leyes de zonas francas y de turismo; se crearon los polos turísticos de Puerto Plata y de la zona Este; se construyeron unas 15 presas y las grandes carreteras troncales que nunca habían existido; hospitales, proyectos habitacionales para los pobres, edificios importantes; se creó conciencia a través de la escuela, construyendo un aula por día; se creó la clase media, se hicieron 300 millonarios y a su salida del poder en 1978 la deuda del país era de apenas US$1 millón”, dijo el ex colaborador de Balaguer.
La otra cara de la moneda. Sin embargo, el dirigente de izquierda Rafael -Fafa- Taveras sintetiza el gobierno de los 12 años diciendo lo siguiente: “fue el vía crucis que pasó el pueblo dominicano, ya que lo dejó lleno de luto y de dolor”.
Afirmó que durante ese período Balaguer restableció el aparato del Estado, desarticulado por la oposición, y lo recompuso; formalizó un vínculo estrechamente con Estados Unidos, y se consolidó con la opresión de los intereses controladores del país.
Todo eso, dijo, “en medio de una política de intolerancia para la clase obrera, a la que congeló los salarios durante todo el período y para las fuerzas adversas a su mandato, a las que diezmó con la persecución, la muerte y el exilio”, enfatizó.
Comienza la “zafra”. En enero de 1972, tropas combinadas de las Fuerzas Armadas enfrentaron al rupo de la resistencia conocido como “Los Palmeros”, liderado por Amaury Germán Aristy e integrado Virgilio Eugenio Perdomo Pérez, Bienvenido Silveira Leal Prandy (La Chuta) y Ulises Arquímedes Cerón Polanco, en el kilómetro 14 de la Autopista de las Américas.
Los cuatro jóvenes, que eran perseguidos bajo acusación de asalto a la sucursal del Royal Bank of Canada en el ensanche Naco, murieron tras un día de combate con el Ejército y la Fuerza Aérea Dominicana.
Ahí murieron también el capitán Virgilio Félix Almánzar Fernández y los rasos Francisco Antonio Almonte y Marcelino Reyes Reynoso.
Mordaza a la prensa. Al doctor José Francisco Peña Gomez, secretario general del PRD, y a Casimiro Castro se les impidió hacer uso de los medios de comunicación. En un programa de televisión Balaguer presentó al general Elías Wessin y Wessin como un “conspirador impenitente” y lo deportó hacia España.
“El terror, la corrupción, la persecución, la cárcel y hasta los asesinatos de dirigentes de izquierda y de periodistas hizo que Balaguer admitiera que en su gobierno operaban incontrolables”, tal como afirma Segundo Grullón en su obra “Historia electoral dominicana siglo XX”.
La Banda Colorá. La historia cuenta que tras el asesinato del dirigente de izquierda Otto Morales y la desaparición de Henry Segarra Santos y del periodista y sindicalista Guido Gil, se conformó el Frente de la Juventud Anticomunista y Antiterrorista o “La Banda” -como le llamó el pueblo-, al frente de éste estaban el teniente policial Oscar Núnez Peña, asistente del general Enrique Pérez y Pérez, y Ramón Pérez Martínez (Macorís).
Ese bandolerismo y el anticomunismo que hubo durante esa época provocó la muerte de muchos otros jóvenes de izquierda entre ellos Amín Abel Hasbún, Orlando Mazara y Maximiliano Gómez (El Moreno), secretario general del MPD, quien fue asesinado en Bélgica.
Más muertos. Del desembarco guerrillero por Playa Caracoles, en 1973, comandado por Francisco Alberto Caamaño Deñó y enfrentado por los generales Ramón Emilio Jiménez Reyes, Pérez y Pérez, Juan René Bouchamp Javier, Ramiro Matos González y el coronel Héctor García Tejada, cayeron asesinados Caamaño Deñó y Mario Nelson Galán Durán.
El 28 de marzo de ese mismo año fue asesinado Gregorio García Castro, jefe de Redacción del periódico Última Hora. Del hecho fue acusado el teniente policial Juan María Arias Sánchez.
En 1974, último período de los 12 años de gobiernos consecutivos de Balaguer, fueron asesinados el periodista Orlando Martínez, Manfredo Casado Villar, integrante del foco guerrillero que hubo en Los Cacaos en 1975; y el hermano más pequeño del último. Sobre el crimen de Orlando, Balaguer dejó en blanco la página 333 de su libro “Memorias de un Cortesano en la Era de Trujillo” para que una persona amiga la llenara después de su muerte. Nadie lo ha hecho.
ZOOM
La justificación
Toda la cadena de hechos sangrientos durante los 12 años de Balaguer, que Fafa Taveras afirma “es la mejor caracterización de ese caudillismo histórico”, Gómez Bergés la justifica diciendo: “En ese período hubo una situación de virulencia política fruto de las concentraciones Oeste-Este, Estados Unidos y la Unión Soviética que, más los residuos de la Revolución de Abril de 1965 que exacerbó los ánimos y la conciencia de un amplio sector de la juventud y la llevó al sacrifico y al enfrentamiento con odios, contra los militares que combatieron en esa guerra, desató un baño de sangre lamentable para todos que no se pudo controlar porque eran retaliaciones recíprocas”.
LAS CLAVES
1. Tras la tormenta...
Balaguer perdió las elecciones de 1978 y, tras ocho años fuera del poder, volvió a postularse para el período 1986-1990 y ganó. Con 80 años de edad y problemas de visión, Balaguer continuó su programa de construcción de grandes obras de infraestructura.
2. Política clientelar
En este período fomentó una política populista-clientelar entregando canastas, dinero y otras dádivas a los más pobres del país. Con esa base se postuló en el 2000 y fue sacado del poder.
http://www.hoy.com.do/investigacion/2011/7/2/382390/Hechos-imborrablesLa-estela-de-dolor-de-los-12-anos-de-Joaquin-Balaguer
Lunes 12, Mayo 2008
Balaguer visto desde el MAAG
Por: Hamlet Hermann
Recientemente fue publicado en Estados Unidos el libro "Balaguer y los militares dominicanos", escrito por Brian J. Bosch. El autor es un coronel retirado del Ejército de Estados Unidos, quien sirvió como agregado militar del MAAG en República Dominicana entre los años 1970 y 1974. Otras posiciones que el coronel ® Bosch desempeñó posteriormente incluyeron la de agregado militar en El Salvador, funcionario de inteligencia militar para América Latina y luego jefe de Operaciones de los Agregados Militares en América Latina, estas dos últimas posiciones en el Departamento de Defensa (Pentágono) de Estados Unidos en Washington. Actualmente está en situación de retiro en Arlington, estado de Virginia. Además de autor del libro antes mencionado, publicó en 1999 otra obra titulada "El Cuerpo de Oficiales Salvadoreños y la Ofensiva Final de 1981.
Investigación político-militar. Para el detallado estudio de un período de los "12 años de Balaguer" el autor utiliza como material de apoyo privilegiado numerosos documentos desclasificados de los departamentos de Estado y de Defensa de Estados Unidos. También consultó periódicos y revistas nacionales, libros de dominicanos y estadounidenses, así como entrevistas hechas a colegas del MAAG. Asimismo, hace uso de sus propias vivencias como agregado militar en la Embajada de Estados Unidos en Santo Domingo. El resultado de esta investigación es una visión excepcional hacia el interior de la Presidencia de Joaquín Balaguer. Muestra la habilidosa manipulación que el Presidente dominicano hacía de los grupos rivales de oficiales dentro de las Fuerzas Armadas. Expone también el involucramiento permanente en esas pugnas de los funcionarios de Estados Unidos, quienes se inclinaban favorablemente hacia aquellos que coincidían con la visión estadounidense del "establishment" militar dominicano.
Brian J. Bosch inicia su análisis con la fundación del cuerpo de oficiales durante la ocupación estadounidense de República Dominicana entre 1916 y 1924. Luego pasa a describir el fraccionamiento sectario de la institución militar a partir de la muerte del tirano Trujillo. Desde su punto de vista como agregado militar aparecen como grupos aislados y a menudo contradictorios lo que fuera el Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA), el grupo San Cristóbal, los oficiales constitucionalistas y el grupo de San Isidro. También menciona, aunque concediéndole menor importancia en la lucha interna, al grupo de oficiales navales que dirigía la Marina de Guerra. El autor pasa revista a cada uno de estos agrupamientos, destacando a los principales dirigentes de esos núcleos para luego, a lo largo del libro, ir describiendo los incidentes entre ellos. En su obra, Brian J. Bosch presenta al Presidente Balaguer como un titiritero coherente que manipulaba aquellos conflictos, tanto para crearlos como para resolverlos a su conveniencia.
El profesionalismo militar: Algo negativo. Resulta notable el juicio que el autor de esta obra ofrece en la página 34 de la edición de McFarland & Company, Inc. Publishers. Textualmente, allí dice:
Balaguer tenía profunda desconfianza hacia un cuerpo de oficiales que tuviera identidad institucional propia y que pudiera funcionar autónomamente al margen de la Presidencia. Los incidentes de intervención política de parte del cuasi profesional CEFA, fueron amplias pruebas para Balaguer de que los líderes militares educados, aquellos que podrían moldear una organización moderna y coherente, podían convertirse en amenazas potenciales para su control futuro del Estado. Así, cuando Balaguer inició su primer período de gobierno posterior a la muerte de Trujillo, se embarcó en una clara política para desalentar el profesionalismo dentro de las Fuerzas Armadas.
Según el coronel ® Brian J. Bosch, Balaguer desconfiaba de los oficiales que hubieran sido entrenados en entidades militares extranjeras o en escuelas de oficiales superiores. En 1971, solamente dos oficiales dominicanos se habían graduado del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos. Ésos habían recibido entrenamiento para dirigir unidades a nivel de batallón o de brigada. No obstante, dice el estadounidense Bosch, Balaguer colocó en los principales cargos de dirección de tropa a cuatro oficiales que habían fracasado en aprobar ese curso. A principios de los años 1970 no había en República Dominicana una institución para el entrenamiento de los oficiales superiores. Desde 1966, los asesores de Estados Unidos habían establecido cursos básicos, medios y avanzados, aunque por debajo de los que se consideraban necesarios. Pero incluso esa educación militar rudimentaria era vista con sospecha por el presidente Balaguer. Destaca con aparente sorpresa que, en 1972, solamente cinco cadetes de la Academia Militar "Batalla de las Carreras" fueron ascendidos a oficiales en el Ejército dominicano. Sin embargo, durante ese mismo año, aproximadamente 60 alistados fueron nombrados como segundos tenientes sin siquiera haber asistido a una escuela para candidatos a oficiales. El Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas era entonces el comodoro Ramón Emilio Jiménez y el Jefe de Estado Mayor del Ejército Nacional era el general Enrique Pérez y Pérez.
El trujillismo de Balaguer
El escritor y antiguo miembro del MAAG considera que Balaguer estaba absolutamente consciente de que el cuerpo de oficiales había sido formado en esencia por la Era de Trujillo. A finales de los años 60 era poco usual escuchar alguna crítica de los militares hacia la tiranía de Trujillo.
Incluso la escasa cantidad de oficiales con adecuada preparación siempre se referirían favorablemente a los tiempos de la tiranía. Balaguer decidió explotar esa actitud del cuerpo de oficiales hacia Trujillo manteniendo un bajo, aunque muy efectivo perfil. Primero, nunca habló mal del dictador en presencia de los militares. Segundo, permitió continuar con las costumbres y ceremoniales de los trujillistas siempre y cuando no se mencionara públicamente el nombre de los Trujillo.
Y tercero, desde el inicio de su segundo término en la Presidencia en 1970, permitió la vuelta al país a una reducida cantidad de oficiales marcadamente trujillistas quienes habían estado exiliados desde 1961 por las brutalidades cometidas bajo la tiranía. En corto tiempo, reintegraría a los trujillistas al servicio activo. Con esto, según el coronel Bosch, Balaguer demostraba al establishment militar que compartía los mismos sentimientos del cuerpo de oficiales en relación con la Era de Trujillo.
http://www.rumbony.com/article.cfm?id=2636